El presidente de la Real Federación Española de Fútbol insiste en que todo se trata de una maniobra para ensuciarlo
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, se ha pronunciado en una Asamblea Extraordinaria convocada por la entidad, enfrentando el escándalo que rodea su comportamiento en la premiación tras el triunfo del equipo femenino español en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. El beso en la boca a la futbolista Jenni Hermoso y los gestos obscenos en el palco oficial han generado controversia, y a pesar de las presiones y declaraciones oficiales, Rubiales ha afirmado que no piensa renunciar. Insiste en que el beso fue “consentido” y denuncia que se trata de una campaña para ensuciar su imagen.
En un discurso firme y duro ante la Asamblea, Rubiales ofreció explicaciones sobre los incidentes y pidió perdón por sus acciones. Reconoció que se equivocó y que sus gestos no eran apropiados. El presidente de la RFEF afirmó que el beso fue espontáneo, mutuo y consentido por ambas partes, y que mantiene una relación cercana con todas las jugadoras. Rubiales también cuestionó la supuesta persecución en su contra, criticó al feminismo y acusó a políticos de aprovechar el incidente para dañar su reputación.
Rubiales subrayó su compromiso de no dimitir, alegando que ha realizado una gestión exitosa en el fútbol español y que no considera que sus acciones deban llevarlo a dejar el cargo. Defiende su posición y anuncia que luchará hasta el final. Durante la comparecencia, también se refirió a otras personalidades del fútbol y la política que han opinado sobre el tema, expresando su desacuerdo con sus puntos de vista.
La controversia ha generado fuertes reacciones en las redes sociales, con figuras políticas y deportivas expresando opiniones diversas sobre el tema. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha sido crítica con Rubiales, mientras que otros han expresado su apoyo. El episodio sigue generando debate en España y más allá.
